domingo, 24 de agosto de 2014

CARRERAS DE CABALLOS EN SANLÚCAR. SEGUNDO CICLO.

El recinto de la Sociedad de Carreras



 UN DÍA EN LAS CARRERAS.
(II EN EL RECINTO DE LA SOCIEDAD DE CARRERAS)

Jesús Sánchez-Ferragut 

A pesar de que estamos ya en la segunda quincena de agosto, la playa de Sanlúcar hoy está a rebosar, y eso que es jueves, y primer día de carreras del Segundo Ciclo sanluqueño.

Esta vez he aparcado el coche en el punto opuesto a dónde lo hice hace dos semanas: Paralelo a la playa, y próximo a la de Las Piletas, hay un improvisado aparcamiento, lleno de gorrillas que te indican dónde dejar el vehículo en una explanada, y poder dirigirte, tras unos diez minutos andando, hacia el imponente montaje de carpas, jaimas, palcos y gradas que conforman el recinto que la Sociedad de Carreras de Sanlúcar instala cada año a pie de playa, y que, salvo la pista, que es la propia ribera del Guadalquivir, conforman todo el tinglado que da realismo a lo que significa un auténtico hipódromo. Aquí se encuentra la meta, y de aquí también parten todos los caballos para situarse en los cajones de salida, al otro extremo de la playa sanluqueña.

A poco que indagas, te das cuenta que la gente acude al hipódromo, con dos horarios bien diferenciados: Los que van a ver las carreras, que empiezan a ir ir sobre las 5 de la tarde, y los noctámbulos que acuden al especial festejo que continúa en “los palcos” una vez acabadas las carreras, y que se prolonga hasta muy entrada la madrugada. Estos en realidad no tienen hora de llegada, pero casi nunca lo hacen antes de pasado un buen rato de la puesta de sol.

María González. Nuestra asesora en hípica.
El pesaje
En mi caso, acudí con tiempo suficiente, sobre las seis de la tarde, para ver a los caballos en el paddock (pequeño picadero que hay en el recinto), y que es dónde el público puede ver a los animales y a los jinetes antes de partir para sus posiciones en los cajones de salida.
Junto al paddock hay unos compartimentos especialmente adecuados para efectuar “el pesaje” de los jinetes y monturas. Dependiendo del sistema de “hándicap”, la cantidad de caballos de una misma cuadra, y según los pesos establecidos por el reglamento, algunos de ellos son tarados en sus monturas con pequeñas pesas de plomo, para que la competición se iguale.

Jinetes y caballos en el paddock

El recinto se va llenando de curiosos que admiran cómo, primero los caballos y luego éstos con sus jinetes, se exhiben minutos antes del comienzo de la carrera. Es impresionante ver estos cuidadísimos caballos,  sus musculaturas, sus caras y el brillo de sus crines. No en vano muchos de ellos son purasangres. En el centro del picadero, los jinetes aguardan junto a los propietarios y algunos miembros de la Sociedad de Carreras, la orden de montar. Un silbato lo anuncia.

Las apuestas
Es el momento adecuado para elegir al ganador de la apuesta que vayamos a realizar en los numerosos puestos que el sistema facilita para ello: Se puede apostar a ganador; a gemelas; tríos, etc. La más fácil, y la que suele estar peor pagada, es la apuesta simple a caballo ganador. Este año la apuesta mínima posible es de dos euros, y en función del número de apostantes por cada caballo, así podrás cobrar si tu caballo resulta ganador. En realidad, hasta el último minuto no sabes lo que puedes llegar a ganar. De igual manera que te pregonan lo bien que sienta una copita de manzanilla, no hay sanluqueño que se precie, que no haga una apuesta, aunque sea mínima, una vez dentro del recinto. Es tradición. Como también lo es el regalar a la compañía (sobre todo si es femenina), un nardo, signo floral distintivo de las carreras sanluqueñas de verano.

Las gradas para ver la llegada.

Con mi boleto de apuesta al caballo que me ha parecido que reúne todas las características para ser ganador, y a pesar de no tener ni idea de caballos ni de hándicaps, ni de carreras, me voy totalmente ilusionado a una de las gradas que para el público hay instaladas en la meta. La vista es estupenda: El coto de Doñana al frente, el Guadalquivir fundiéndose con el Atlántico a mis pies, y un día de sol radiante. 

Bandera y campana de salida
 Tanto que no me puedo quitar el sombrero ni dejar de abanicarme. De repente, suena la campana de salida y la tensión se siente. La gente se pone en  pié. Pero aún tardan los caballos en llegar. Pasados unos minutos veo que el mío ya no es tan grande ni tiene tanta cara de ganador como cuándo lo vi en el paddock. De hecho intuyo que va el penúltimo de los doce que compiten. En fin, en una abrir y cerrar de ojos pasan volando delante mía, y efectivamente mi caballo entra penúltimo. Bueno, otra vez será.

Volando hacia la meta













La meta














La verdad es que se trata de una pena pasajera, pues en cuanto terminan las carreras, comienza la fiesta particular de “Los palcos”, una especie de Feria de Sevilla, pero sin sevillanas (aunque con muchos sevillanos), en la que cada grupo de amigos, socios de las carreras, tiene “un palco” que costean a sus expensas, junto con sus compañeros, y con los que, año tras año, acuden a la cita, para disfrutar con una copa de manzanilla o una cervecita, de las maravillas gastronómicas de Sanlúcar, encabezadas, cómo no, por su riquísima majestad océana: el langostino.
El puesto de nardos
Afortunadamente, tengo un buen puñado de amigos sanluqueños dispuestos a invitarme cada uno de ellos a su palco, porque si no, no podría tomar manzanilla ni degustar tan ricas viandas, ya que en los palcos no se paga, sino que te invitan. Ya lo dije antes, como en Sevilla.







Son las tres y media de la mañana, y he tomado la decisión de volver al centro de Sanlúcar andando, porque pienso seguir llevándome bien con la policía local y / o la Benemérita, por aquello de la manzanilla. Enfin, que me quiten lo bailao, que no ha sido poco. Sin duda el año que viene, repito. Y a ustedes no les invito, porque no tengo palco propio, pero sí que les animo a que vayan a ver las carreras de Sanlúcar. No se arrepentirán.
Ambiente nocturno en los palcos





Publicado en DIARIO BAHÍA DE CÁDIZ:

http://www.diariobahiadecadiz.com/noticias/deportes/un-dia-en-las-carreras-en-el-recinto-de-la-sociedad-de-carreras/





lunes, 18 de agosto de 2014

ATARDECER EN EL BANANA DE CHIPIONA






Huyendo de la levantera de La Isla, me refugié en el Banana en Chipiona, y aproveché para ver la puesta de sol, aunque había nubes.

El sitio es estupendo para tomar una cervecita o una copa y ver el anochecer. Pero no se te ocurra comer en el restaurante de El Banana de Chipiona, pues es un desastre: Un servicio malísimo, superlentos y hay que tener mucho ojo con la cuenta...Enfin, mejor una cervecita y admirar el paisaje.

OSCAR MARTÍN. PIANO. FESTIVAL A ORILLAS DEL GUADALQUIVIR. COSTA NOROESTE



El tercero de los reportajes que hicimos para Costa Noroeste del Festival A Orillas del Guadalquivir.

domingo, 17 de agosto de 2014

SARA BARAS EN CÁDIZ. MEDUSA

Foto: J.S-F

LA MEDUSA DE LA CALETA 



                   MEDUSA. BALLET FLAMENCO SARA BARAS

Medusa: Sara Baras; Perseo: José Serrano; La Conciencia: Juan Carlos Vellido; Poseidón: David Martín; Atenea: Carmen Camacho. Dirección musical: Keko Baldomero.
Lugar: Catillo de San Sebastián. Cádiz. 14 de agosto de 2014. Aforo completo.




 Jesús Sánchez-Ferragut 

Foto: J.S-F
Nunca hubiera imaginado que un anuncio como el siguiente: “La Caleta se llena de Medusa”, consiguiera completar, a rebosar, el Castillo de San Sebastián, cuyo espigón de acceso conforma uno de los límites de la popularísima playa gaditana. El truco está en que la medusa invasora no lo era en realidad, ya que se trataba de la gaditana Sara Baras, encarnando uno de los mitos de la Grecia Antigua: Medusa, una mujer injustamente condenada, después de haber sido violada por Poseidón, a la fealdad y a convertir en piedra a todo aquel que la mirara a los ojos.

Foto: J.S-F
El mito de Medusa, que consiguió despertar la curiosidad del propio Sigmund Freud (tecleen “Sigmund Freud + Medusa” en Google, y vean el resultado), es rescatado por Sara Baras, en una producción que deriva por derroteros diferentes de por los que hasta ahora había venido navegando a bordo de sus espectáculos, que esencialmente eran flamencos. Un giro que la aleja de sus incondicionales amantes del flamenco elegante, su santo y seña de identidad, y que la acerca, irremediablemente, a otros públicos, más amplios, y menos de aquí: Más lejanos en el sentir del arte flamenco, sus coplas y sus bailes.

Qué duda cabe que después de esta producción, otros horizontes se le abren a esta gaditana que ya posee fama mundial, pues su espectáculo Medusa ha roto las estadísticas y ha llenado todos los auditorios por donde ha paseado el mito griego convertido, y por este orden, en teatro, música y baile.

Cuando las cosas son así, tan avaladas por la multitudinaria asistencia de público, lo difícil es encontrar el hueco para la crítica, y el que suscribe, con alegría por una parte, pero con bastante desazón por otra, tiene que ceñirse a una descripción más o menos poético-sentimental de lo que vio y escuchó. Y lo que vi, fue poquito, muy poquito decorado y una música fuerte, muy fuerte, que no tuve las entendederas suficientes como para comprender con qué tipo de hilo o encaje estaba tejida, pues se me antojó que los mimbres eran de distinta procedencia y que no encajaban…En fin, un poco de sensación de que había sido hecha con el método de “Corta y pega”, por el simple hecho de que “suena ben”.
Y también oí al respetable decir que la organización había puesto unas sillas muy incómodas para lo cara que eran las entradas. Y también oí aplausos del público cuando lo que se tocaba y bailaba era flamenco, y también oí aplausos , contenidos y poquitos, cuando lo que se hacía en el escenario eran otras artes…
Y también he quedado convencido, una vez más, de que el patio del Castillo de San Sebastián es feo y cuartelero, pero que para llegar hasta él, hay un camino por el espigón, largo y precioso.
Foto: J.S-F
Medusa aparta a Sara de su elegancia, pero a la vez le hace tocar al otro “gran público”, con el dedo de la fama. Sara, baila menos, y a cambio, gestualiza e interpreta, incorporando expresiones más explícitas y menos insinuantes. Una sensualidad que intuimos se va ir desvaneciendo  de sus mágicos brazos, a fuerza de sentenciar, aunque sea de ficción, condenando a los que la miran a sus ojos del pasado, a la petrificación eterna.
El jueves 14 vimos un espectáculo que llena todos los recintos donde se anuncia, y a una Sara que se nos va, inalcanzable, dejando atrás al mito que fue en su tierra, en busca de otros horizontes, otras estéticas y otras gentes. Aunque en nuestros corazones seguirá viva la Sara de los niños de la Tertulia Flamenca de la Isla y la gran gaditana que ha pregonado su tierra por donde quiera que haido, zapateando y moviendo los brazos como nadie.


Publicado en Diario Bahía de Cádiz:
http://www.diariobahiadecadiz.com/noticias/cadiz/la-medusa-de-la-caleta/




martes, 12 de agosto de 2014

CARRERAS DE CABALLOS EN SANLÚCAR. PRIMER CICLO 2014



UN DÍA EN LAS CARRERAS.
(En la playa)




Jesús Sánchez-Ferragut

La tarde está calurosa. La playa de Sanlúcar hasta arriba. No en balde es viernes y hay carreras de caballos. Y la coincidencia no es común, ya que se celebran siempre la primera y la tercera semanas del mes de agosto, pero para que los caballos puedan correr en un hipódromo marinizado, es necesario previamente realizar un pacto con la naturaleza, y esperar a que la bajamar coincida con las horas apropiadas para el evento, es decir: Que sea por la tarde, pero no tan tarde como para que la luz haya desaparecido por completo detrás de la silueta del Coto de Doñana. Por esa razón, unos años coinciden con el fin de semana y otros no.
Foto: J.S-F

Después de haber dado unas cuantas vueltas intentando aparcar el coche, y tras conseguirlo un poco más lejos de lo que uno hubiera querido, nos acercamos a la playa, a la altura del Polideportivo-Club Náutico, donde tomamos por fin contacto con la gente y con el gran cajón de salida de los caballos que van a correr esa tarde. Un tractor lo va moviendo en la arena, según la carrera sea de mayor o menor distancia, porque no todos los premios son iguales, ni todos los caballos, ni todos los jinetes.

Nos ponemos el sombrero, ajustamos la cámara de fotos, pegamos unos cuantos codazos en la arena, intentando usurpar la primera fila a algún niño playero dominguero, frente a la mirada del guardia civil que vigila atentamente que ningún espectador o bañista se aproxime a lo que es el circuito, y esperamos pacientemente a que los caballos lleguen. Y lo van haciendo poco a poco, procedentes de la playa de Las Piletas, justo al otro extremo de dónde se encuentra la salida, a unos dos kilómetros de distancia, en lo que parecería una línea recta, pero que no es, sino la suave sinuosidad de la desembocadura del río andaluz más popular e importante.
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Altos, esbeltos, brillante el pelo, montados tranquilamente por jinetes multicolores que apenas si tocan sus monturas, van accediendo poco a poco los caballos a la línea de salida, donde los van encajonando en el imponente armatoste que los iguala, al menos en la partida.
El ambiente se tensa, y de repente, casi sin que te dé tiempo a reaccionar, jinetes y animales empiezan a volar sobre la arena. Es impresionante el verlos pasar por delante de ti, hasta que poco a poco se van haciendo pequeños a la vista conforme van buscando la meta en Las Piletas.


Foto: J.S-F


En unos minutos, la playa es de nuevo invadida por bañistas y curiosos, hasta que comienzan de nuevo los preparativos para una nueva carrera. Pero nosotros aprovechamos el momento para avanzar en la playa sanluqueña, hacia la meta, en busca de un emplazamiento diferente que nos de otra perspectiva de caballos y jinetes. Y tras un ratito andando, a la altura de la Calzada de la Infanta, decidimos pararnos y volver a iniciar el ritual de usurpar a algún incauto bañista un huequecito en la primera línea para ver pasar los caballos de la segunda carrera. Nos armamos de paciencia, apuntamos con la cámara una y otra vez a lo que imaginamos sería la carrera, y esperamos.
Foto: J.S-F
Por fin, y tras ver pasar los caballos tranquilamente en demanda de su puesto en el cajón de salida, la carrera comienza, y esta vez conseguimos verlos con una perspectiva totalmente diferente: A lo lejos, en el fondo, podemos ver el Faro de Bonanza, que como un ojo cotilla y larguirucho, quiere ver carrera, caballos y jinetes sin perderse detalle. Al fondo, la carrera agrupada, y los animales pequeñitos. Y a nuestra derecha el gentío de espectadores que se agolpan para verlos pasar montados por sus jinetes. De repente los caballos se van haciendo grandes, inmensos, y tenemos la suerte de que siguen todos agrupados. Aún no ha tenido tiempo el que va a ganar la carrera, de despegarse de sus compañeros de galope. La vista es preciosa, y nuestra mirada va girando hacia la izquierda, mientras hace, sin darnos cuenta, un barrido subliminal de la orilla del Coto de Doñana, sin perder  nuestro objeto principal, que siguen siendo los caballos, aunque ahora vuelven a hacerse pequeños poco a poco, mientras no dejan de enseñarnos sus espectaculares grupas.
Foto: J.S-F
La playa se inunda de nuevo rápidamente de bañistas y curiosos. Y nosotros, otra vez, enfilamos el camino hacia Las Piletas. Por la ruta, vemos los únicos puestos de apuestas “ilegales” permitidas: Son las casetas de cartón que arman y decoran los niños sanluqueños. Pintan una raya, improvisada meta parcial, delante de su casetilla y el primer caballo que la cruce es su ganador particular. Los otros niños, los que se inician en las apuestas, a cambio de unos céntimos, obtienen chuches y regalos si su apuesta es la ganadora.
Foto: J.S-F
Por fin llegamos a la meta de la playa de las Piletas, justo a tiempo de ver salir los caballos de la siguiente carrera, del recinto oficial de la Sociedad de Carreras de Sanlúcar de Barrameda.

Aquí en la meta, encontramos algo menos de dificultad para emplazarnos con nuestra cámara, debajo de las gradas acotadas para los que han tenido la suerte (previo pago de su importe, claro) de entrar en el recinto de la carreras y disfrutar de otro punto de vista del evento.

Foto: J.S-F

 Pero esto lo contaré en el siguiente artículo, aprovechando el segundo ciclo de carreras, que es cuando más ambiente hay en el recinto. Hasta la próxima.


PUBLICADO EN DIARIO BAHÍA DE CÁDIZ: 

http://www.diariobahiadecadiz.com/noticias/deportes/un-dia-en-las-carreras-en-la-playa/

lunes, 4 de agosto de 2014

ÓSCAR MARTÍN. PIANO. FESTIVAL INTERNACIONAL A ORILLAS DEL GUADALQUIVIR

ÓSCAR MARTÍN.
Foto: J.S-F.

Óscar Martín, concertista de piano y catedrático del conservatorio Superior de Música de Sevilla Manuel Castillo, clausuró la XXXIV edición del Festival Internacional A Orillas del Guadalquivir. Fue el pasado domingo 3 de agosto de 2014.

Óscar Martín, que en su día fue alumno de Juan Rodríguez Romero, Director Artístico del Festival, trajo un programa sólido e intenso, lo que exigió un gran esfuerzo por parte del intérprete, que combinó al piano técnicas y estilos diferentes.

El concierto dio comienzo con uno de los máximos exponentes del romanticismo musical del piano del S. XIX: Franz Liszt. Óscar Martín interpretó tres piezas de liszt, de entre las que destacó sobremanera la denominada "Funerales", en sus tres movimientos. Esta obra, compleja e impresionante, requiere una total concentración en el artista y a la vez un gran esfuerzo para su correcta ejecución, cosa que supo desplegar Martín.

La segunda parte del concierto la dedicó por completo a compositores españoles, todos del S.XX: Joaquín Turina; Manuel Castillo y Manuel de Falla.
Como sevillano, supo darle la impronta necesaria a la "Suite Sevilla" Op. 2 de Turina, de gran belleza plástica.
Pero fue en la obra Fantasía Bética de Manuel de Falla, donde Óscar Martín se entregó por completo en una interpretación sentida y apasionada que consiguió el aplauso unánime del plúblico presente, que por cierto fue el que en mayor número acudió al Festival, pese a ser el último día y domingo.

Hubo un Bis, pese a que el propio Martín dijo al público que ya había habido mucha música en la noche. Y así, le rindió su particular homenaje a José Manuel de Diego, el pianista sanluqueño a quien ha estado dedicado todo el Festival.

Un concierto rotundo e impresionante el de Óscar Martín. El único pero al mismo, sencillamente decir que un piano Gan cola hubiera sido lo suyo para interpretarlo correctamente, debiendo haber sido alquilado por la organización para el evento, en justa correspondencia al gran esfuerzo y trabajo que desplegó este estupendo pianista y maestro sevillano en la clausura del festival.





FRANCISCO BERNIER. CONCIERTO DE GUITARRA. FIMOG 2014

FRANCISCO BERNIER.
Foto: J.S-F
El segundo concierto del Festival Internacional de Música A Orillas del Guadalquivir corrió a cargo del concertista de guitarra Francisco Bernier, también catedrático del Conservatorio Superior de Música de Sevilla Manuel Castillo.


Bernier trajo un programa cien por cien español, muy trabajado, estudiado y rodado (venía de interpretarlo el 29 de julio en las Noches en los Jardines del Real Alcázar de Sevilla, bajo el nombre de "Evocaciones, música española del XIX al XX") basado sobre todo en compositores españoles del siglo XX, con la excepción de las variaciones sobre la "Flauta mágica de Mozart", obra del compositor clásico Fernando Sor. Con esta pieza dio comienzo un concierto calificable de sosegado, pulcro, elegante y elegido con delicadeza, y que llegó a lo más íntimo de los espectadores asistentes.

La sonata Op. 61 de Turina, en sus tres movimientos Allegro moderato, Andante y Allegro vivace, fue la segunda pieza interpretada, de manera excelente. Se trata de una obra dedicada al maestro Andrés Segovia

De las tres obras siguientes, de Enrique Granados, Albéniz y Antón García Abril, sin duda me quedo con la de este último, titulada: Evocación nº 3 "Canta pájaro lejano..." perteneciente a una serie de evocaciones dedicadas a diferentes poetas, en este caso a Juan Ramón Jiménez. Excelente interpretación de un gran compositor español actual, cuya obra para guitarra no es nada frecuente poder escuchar en concierto. Todo un acierto.

La segunda parte del concierto estuvo por completo de dicada a Fernando Tárrega, uno de los grandes impulsores de la técnica de la guitarra española. Lágrima,; María Gavota; Recuerdos de la Alhambra; Capricho árabe y por último la Fantasía sobre motivo de ·La Traviata". Esta última pieza, magistralmente interpretada dejó un gratísimo recuerdo en el público que agradeció con el aplauso en pié la pieza.
 A pesar de ser un largo concierto y muy completo, Bernier regaló de propina una pieza del compositor cubano Leo Brouvwer, perteneciente a la película "Un día de noviembre" del director Humberto Solás.

Un excelente concierto de guitarra española, que contribuyó a subir el nivel del Festival.


sábado, 2 de agosto de 2014

AUSTRIA MUSIK ENSEMBLE. FIMOG 2014.

AMANDA DU PRÈ Y HEINZ KRASCHL. Foto: J.S-F








AUSTRIA MUSIK ENSEMBLE.
Fotos: J.S-F


Jesús Sánchez-Ferragut

Se inauguró el XXXIV FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA A ORILLAS DEL GUADALQUIVIR, el pasado viernes 1 de agosto de 2014 en el Auditorio de la Merced de Sanlúcar de Barrameda.

El concierto comenzó con una oferta musical totalmente clásica, con obras de Mozart (Eine Kleine nachtmusik  KV 525), en una interpretación un poco fría, que fue mejorando sensiblemente con los tres dúos para Flauta y Viola, de F. Devienne (Op. 5 nº 5); G. Cambini (OP. 4 nº 1)  y F.A. Hoffmeister (Dúo Fl y Vla. Nr. 1).

Antes de finalizar la primera parte, se interpretó el cuarteto nº 2 para flauta, violín, viola y violonchelo de Domenico Cimarosa, y un Andante de Mozart para la misma formación. Sin duda fueron los mejores momentos musicales de la noche inaugural del Festival.

Para la segunda parte, el minueto del jinete de Haydn, seguido de la obra del Director Artístico del Festival, Juan Rodríguez Romero, "Caballos, luz y mar", obra para piano y cuerdas RodWV8.
Finalizó el concierto con tres obras de Johan Strauss: Galope del baile de noche, Galope de la gitana y Galope de las Carreras.

Poca asistencia de público en la inauguración de un Festival que pese a ser el de más solera de Sanlúcar y el más antiguo de la Provincia de Cádiz, está padeciendo los rigores de la crisis. 
La oferta musical, también está en consonancia con la crisis, y el Festival ha quedado reducido a la mínima expresión: Tres días, de los cuales ningún concierto con Orquesta de gran o ni tan siquiera mediano formato, sino que por contra, un cuarteto, un concierto de guitarra y un concierto de piano.

Esperemos que para los años venideros, no se pierda el Festival, por lo extraordinariamente difícil que sería el volver a recuperarlo, y esperamos también que la oferta del próximo año sea mejor, incluyendo la difusión del mismo, ya que este año ni tan siquiera el cartel, pese a haberlo, se ha difundido.