viernes, 29 de abril de 2011

MICRORRELATO 2

Don Francisco, que estemos aquí en el restaurante “El pájaro” cerca de la carretera de Chipiona no es casualidad. En su bufete de Sanlúcar no podía ser, que su pasante es de mi cofradía, la del Cristo del Puente. Y la verdad tengo miedo. Esta historia es más que una sospecha. Y le juro que no hay nada en este planeta que yo ame más que mi cofradía, de la que he sido costalero desde los 16 años, pero el día de la procesión, el capataz tuvo un fallo en la revirá, y estoy seguro que fue porque estaba muy nervioso. Juamco, el patero, ya iba muerto abrazado a su pata antes de que el paso se parara. Yo solo le pasé el vaso que me dio el aguador, pero le juro que no tengo nada más que ver. Se que la policía me detendrá en breve; Ayúdeme por favor.

jueves, 28 de abril de 2011

RELATO CORTO

Ya me estaban entrando calambres cuando escuché las voces de las mujeres. Si todo salía bien, la Vanessa apagaría las luces, pondría la música a todo volumen y yo saldría de la tarta con mi tanguita de grana y oro, dispuesto a repartir besos, dejarme sobar un poco y trincar billetitos. De pronto una de las voces me pareció súper conocida ¿Sería de una amiga de mi madre o de una profesora del instituto? Se suponía que mi tarta era para la despedida de soltera de alguien de la Junta y que la tarta del “Mojamé” era para las madres del AMPA de un colegio pijo. ¿Y si a la Vanessa se le habían arrebujado las tartas en la furgoneta? De pronto me entraron ganas de vomitar, el olor de la crema me mareaba y la pedrería del tanguita se me clavaba por todas partes. Ahí mismo comenzó a retumbar una música que podría ser la banda sonora de la versión discotequera de Aladdin y entonces reconocí a la dueña de esa voz que chillaba como la niña del Exorcista: “¡Mojamée!”. Me gustaría ver a “Mojamé” bailando la de Michael Jackson en el despacho de la delegada de la Junta.
No se qué se me paralizó primero, si la pierna izquierda o directamente la parte del lóbulo del cerebro que la controla. Apenas unos minutos, segundo arriba o abajo, me separaban del gran show, por llamarlo de alguna manera, y estaba a punto de bloquearme totalmente. Calma, me dije para darme seguridad. Estiré un poco el pie para atrás hasta que logré vencer el calambre que me estaba produciendo el gemelo en la pantorrilla. Pero mi corazón ya había iniciado una carrera loca, y las palpitaciones me retumbaban hasta en los oídos. No me quedaba la menor duda. Era ella. Su voz, a pesar de venir envuelta en un, para mi desconocido, y prolongado, grito histérico, no podía ocultar su identidad. No era otra que la de mi futura suegra.
Bueno, en realidad ella aún no lo sabía. Lo de que sería mi suegra, claro. Y yo mismo, habida cuenta la situación en la que me encontraba, empezaba a dudar que algún día llegara a serlo. Piensa rápido, melón, rápido. Tienes que tener una respuesta inmediata, una salida que lo explique todo. ¿Pero cómo? Y sobre todo, en tan poco tiempo. ¿Qué hacía mi futura suegra chillando “Mojamé” por encima de la música y el resto del escándalo?
Entonces se me encendió la pelota, y lo vi claro. Estaba dentro del colegio al que había ido mi tesoro más querido, con quien sueño todas las noches. El colegio de quien hoy desborda mis pasiones, y por quien sería capaz de hacer cualquier cosa. Y mi futura suegra ahí afuera, esperando la sorpresa. Justo en este momento en que mi relación sentimental pasa por el mejor momento, cuando por fin tengo tarifa plana de cariño. Cuando nuestra relación navega sin límites de descarga, por la generosidad de mi bien más querido. Generosidad heredada, como virtud, de mi suegra, que todo hay que decirlo.
Y de repente, me dio otro vuelco al corazón, cuando mi desnudez me recordó para lo que estaba allí. Si al menos la pedrería del tanguita fuera buena, o si en vez del taurino grana y oro que escogí hoy, hubiera elegido el de imitación de Tommy, todavía tendría un poco más de glamour con el que defender la situación. Pero ya se sabe, cuando te toca un día malo, de los que empiezan a torcerse más y más, lo mejor es meterte en la cama solo, sin compañía, hasta el día siguiente. Y es que mi suegra tiene otra gran virtud: La elegancia. Nunca pasa desapercibida. Su presencia se intuye, y cuando ella irrumpe en cualquier sitio se nota enseguida en la gente que la admira, cómo les corroe la envidia por el simple hecho de su elegancia en las formas, en el vestir. Ese don natural es lo que la ha convertido en una verdadera entendida en moda, en formas sociales. Sus acertadas opiniones sobre las tendencias, tan mal reflejadas en personas que todos conocemos, en realidad no son críticas, sino verdaderas clases magistrales de quien es capaz de poner siempre la frase final y adecuada a cualquier conversación.
Y de verdad que es injusto que ella ahora lo esté pasando mal por una tontería en ese feo calabozo de la policía, según me han contado las malas lenguas. Y todo porque mi amor, mi tesoro, estaba allí, acompañando a su madre en la celebración del aniversario de la AMPA del colegio, y porque no me pude contener y desde la tarta, crema de por medio, salté y lo abracé y me lo comí a besos, y claro, me correspondió con su natural generosidad. A mi desde luego, me mereció la pena, y total, los veintisiete puntos de sutura que me han dado en la cabeza, por culpa del candelabro de plata maciza con el que mi suegra perdió momentáneamente la compostura, pueden ser el comienzo de una nueva vida, cuando me decida a pasar por las divinas manos del doctor Melenguí, que dicen que hace maravillas con las princesas de verdad, las que duermen en palacio.
Chema, amor mío, se te hace tarde. Por favor dile a tu madre que no esté preocupada, que aquí en el hospital me cuidan bien, y que ya la he perdonado, que por ti soy capaz de cualquier cosa.

martes, 26 de abril de 2011

MICRORRELATO 1

La clave para ganar el pleito iba, a modo de comisión, disimulada en el interior del menú. La hoguera, recién encendida ese día, se iría avivando con cada soplido de injusticia.

domingo, 10 de abril de 2011

CHANO DOMINGUEZ. PIANO IBÉRICO EN EL TEATRO FALLA

CHANO DOMÍNGUEZ, DENOMINACIÓN DE ORIGEN PROPIA

CHANO DOMÍNGUEZ, piano.
Cuarteto: Blas Córdoba (cante, palmas), Daniel Navarro (baile y palmas) e Israel Suárez “Piraña” (percusión).
Programa: Temas de su último disco “Piano ibérico”
Lugar: Gran Teatro Falla. Día: 8 de abril de 2011. Asistencia: 80% del aforo
Calificación: *****


Jesús Sánchez-Ferragut


Chano Domínguez acudió a la cita programada en el Falla para presentar su nuevo trabajo “Piano ibérico”. Mucho es el tiempo transcurrido desde el último concierto de Chano Domínguez en el Falla, si no contamos su aportación al espectáculo “El café de chinitas” que se programó para conmemorar el centenario del Teatro.

Con un decorado austero, y luz tenue, Chano desplegó, con ayuda de los tres artistas acompañantes, sus versiones de obras de los compositores impresionistas españoles, Manuel de Falla, Federico Mompou, Enrique Granados e Isaac Albéniz. Chano toma prestados algunos de sus temas más famosos, y los versiona libremente, les pone un toque peculiar de percusión, voz y baile, y llena de notas y sonidos el Teatro. Un elemento común en todas las piezas resultantes: La música española de finales del XIX y del XX. Esa música que es capaz de apoyarlo todo, porque es a la vez base y resultado del folclore español. Si Falla, Albéniz, Mompou y Granados acudieron a las fuentes del folclore para desarrollar gran parte de sus trabajos, a su vez, sus obras han sido después escuela y base de la música española posterior.

Chano Domínguez ha captado esto, y lo ha hecho a su manera, tamizando pieza a pieza a través de los ojos que, desde su juventud, tiene para ver el mundo del flamenco, y con sus especiales gafas de ver jazz, inseparables desde su madurez.

El concierto comenzó con un tema propio: Mantrería, una composición sobre la base de la bulería. Le siguió El Puerto, versión libre de la composición del mismo nombre de la Suite Iberia de Albéniz. En este tema, Chano desarrolla todo el concepto de lo que supone su nuevo trabajo: La armonía y la melodía de Albéniz permanecen ahí, a la vez que Chano lo versiona en su estilo propio, casi hasta el infinito. Palmas, jaleo y baile son el resto del envoltorio de este tema.

Sobre la base de la música intimista de Federico Mompou, y en concreto sobre su cuaderno de música callada nº 1, Chano reinventa unos tangos “Tangos a Mompou”. Faltaba un año aún para que Chano viniera al mundo, cuando Mompou compuso el primero de sus cuadernos de música callada. Cincuenta años más tarde, Chano trae a su terreno, de una manera impresionante, como si de lo más normal se tratara, este reposado, íntimo y lleno de silencios, cuaderno de Mompou.

Danza Española op. 37 nº 5 “Andaluza”, se convierte en las manos de Chano en “Andaluza nº 5”. Su versión-variación, respeta la melodía en las partes de cante, para añadirle en los solos de piano algunos toques de jazz y percusión. Excelente tema.

Dos fueron las piezas inspiradas en nuestro paisano Falla las interpretadas por el cuarteto de Chano: “Danza del amor brujo” y “Canción del fuego fatuo”. La primera de ellas inspirada en el Amor brujo de Manuel de Falla, cuenta con un importante componente de técnica de improvisación, recursos del jazz, y una cierta deconstrucción del tema que le hace poner de manifiesto su parte flamenca con un acento un tanto comercial y sensual. Un buen solo de taconeo del bailaor. La otra inspiración de Falla, “Canción del fuego fatuo”, cuenta con una extraordinaria introducción que abre paso al cantaor para que, de una manera cercana al flamenco de la calle aborde el tema principal sin el más mínimo atisbo de clasicismo. Deconstruir para construir sin perder la melodía.

Uno de los momentos entrañables del concierto quizá fuera la originalísima versión que del cuaderno nº 5 de la música callada de Mompou hizo Chano a continuación. Excelente.

La última de las obras dedicadas a compositores españoles fue la “Danza de los ojos verdes”, donde Chano se recrea en el piano con un medido acompañamiento a las palmas y algo de percusión. El concierto finalizó con tres temas del pianista: Una bulerías “Cuando te veo pasar”, unas alegrías y “Canción triste” de último trabajo.

Versiones, variaciones y deconstrucciones, con denominación de origen propia, la de Chano Domínguez, en la presentación del excelente trabajo, que es su último disco: “Piano Ibérico”.